lunes, junio 23, 2008

Bajada a los infiernos

Me gusta Madrid, lo reconozco. Soy una de esas pocas personas a las que puedes preguntar y te dice que sí sin dudar, aunque sea consciente de todo los inconvenientes que tiene. Soy animal de ciudad, no sé si de esta ciudad o de cualquier ciudad, pero un tiempo fuera y lo echo de menos. Será la asociación de ideas entre lo que hago, lo que soy, la gente que me rodea y a la quiero, y esta ciudad, pero me gusta.

O me gusta casi siempre, no hoy cuando tengo que entrar en el metro y la bofetada de calor inicial me recuerda que es verano, que llegaremos a los cuarenta grados a mediodía aunque son las 8 de la mañana, y las escaleras mecánicas parece que me llevan a la puerta del mismísimo infierno...
Siempre que entro en el metro recuerdo un pasaje de Carmen Martín Gaite en Lo raro es vivir donde uno de sus personajes decía que bajar al metro era como entrar en un bosque. Yo por aquel entonces no vivía en Madrid, y me encantaba la metáfora, aunque creo que es más apropiado bajar a los infiernos.

PD: Las obras del intercambiador de autobuses de Avenida de América finalizaron en 2000. Es increíble que algo tan nuevo y que supuso una inversión enorme pueda quedarse obsoleto en tan poco tiempo. Por no entrar en detalles de las condiciones insalubres para el personal trabajador y las personas que tienen que esperar a coger sus autobuses ahí. Más info sobre el intercambiador
aquí

2 comentarios:

Jose dijo...

Me gusta que te guste Madrid. Aunque siento lo que pasas cada día en ese intercambiador. Realmente, es horroroso.

Besos

Lamardestrellas dijo...

¡Eeepa! Volviste a escribir, qué bien... Pues yo abandoné Madrid por un piso en las afueras, piscina y jardín para mis niñas y un poco de aire menos contaminado... Y sí, lo echo de menos. No las aglomeraciones del metro, ésas las odiaba, pero sí acercarme caminando, lenta y tranquilamente, a comprar el pan en la esquina. ¡Qué cosas!